Leo en A critical Cinema, volumen 5 y punto final de las entrevistas de McDonalds a cineastas independientes -o como él los bautiza, "críticos"- una entrevista a Nathaniel Dorsky. Retoman la idea de la reclusión del artista. La necesidad del encapsulamiento como motor de la creación artística. Después de muchos rodeos McDonald termina comentando, y traduzco con toda la libertad de la que soy capaz: "No puedes ser monástico sin un mundo al que dar la espalda"
Me gustan estas sentencias que remiten a los contrarios. La iniciática es la del cielo y el infierno pero la realidad está llena de estas miradas que juegan con la exclusión. Así, y como dijo un alemán, los ateos son los que más hablan de Dios; los católicos son los que más hablan de sexo (y que sería del sexo sin un poco de culpa católica); los demócratas se inflan la boca con el terrorismo y los terroristas con la democracia. La riqueza no sería posible sin la pobreza... Y sí, el cine sonoro inventó el silencio.
No hay soledad posible sin esa jauria humana de la que somos partícipes.Otro día contaré más sobre Nathaniel Dorsky a propósito de unas misteriosas bolsas de plástico duplicadas.
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