08 enero 2008

Apuntes: realidad y ficción


AL OTRO LADO DE LA FICCIÓN, trece documentalistas españoles contemporáneos; coordinado por Josetxo Cerdán y Casimiro Torreiro. De varios autores. Ver ficha y algún detalle imprescindible del tipo número de hojas...

Es interesante, se deja leer. Bien maquetado, las grapas aguantan, y si en un descuido le cae un poco de café basta con pasar la servilleta más cercana y casi no se nota. Tiene sus altibajos. A uno no le interesa lo mismo lo que dice Isaki Lacuesta que lo que dice Rioyo.

Se trata de doce entrevistas más un refrito de declaraciones postumas de Jorda. El libro busca una visión unificadora al fenómeno documental en España, pero como pasaba con la poesía de los novísimos, cada uno va a su bola y el conjunto es bastante polimorfo. Afortunadamente no es coherente. Los del ramo Pompeu Fabra no quieren ir con la pegatina de "pompeus" por la vida. Los profesores quieren ser alumnos y viceversa.



Nadie quiere abanderar nada. Y lo entiendo. No hay tampoco tanto que defender.

A- Pero yo quería hablar de como la ficción está acorralada. Cuando un cineasta critica la ficción experimento un cierto sentimiento abusivo. Como si escuchara al primo de Zumosol. Criticar la ficción, alinearse con la realidad, es lo fácil en estos días. Más fácil que colarse en el metro un domingo. Hace tiempo que la ficción ha sido aplastada por la realidad.

Melies no cotiza en bolsa. Flaherty is on my side.

La ficción ya no fantasea. Ha dejado de ser. No trata de crear nuevas realidades, nuevos mundos. Relegada a ser un mero revisor de la realidad. La ficción solo parodía los hechos consumados.
Ha pasado a ser una nota a pie de página del suceso real. Uno ve una ficción a sabiendas que al final aparecerá el consabido "basado en hechos reales". Resulta complicado encontrar ejemplos de cine creado desde las coordenadas de la pura ficción. Y aquí no doy cabida a películas de ficción que adaptan una obra literaria. Hablo de una ficción pura. Que la mente de un artista imagine algo nuevo y lo plasme en una película. Adaptar una ficción literaria es reflexionar sobre un hecho real (la ficción solo dura una vez / la ficción caduca1/ la ficción al contacto con el cerebro humano se convierte en realidad) Pienso y pienso y solo doy con Gondry y su Ciencia del Sueño.




B. HUELLAS- La derrota se lee en terminos de apariencia. La ficción, miedosa, se ha contaminado del todo vale posmoderno. Todo puede ser mentira. Se trabaja la ficción con la red protectora tejida en el proceso desmitificador del posmodernismo. La derrota se certifica también en lo nominal. Tiene más cache decir un "falso documental2" que una "ficción".

C. EJEMPLO: antes el cine se enorgullecía de que, con la ayuda de la sacrosanta tecnología, se podían crear espectaculares escenas con miles de falsos extras digitales. Ahora la ruleta ha girado 180 grados. Actualmente lo que verdaderamente impresiona es que una escena esté llena de gente real. Ahora se filma una película con actores reales para luego hacerlos de dibujos animados. Y el hecho de utilizar actores reales sirve de enganche comercial.
Vease los experimentos linkaterianos o incluso las operaciones comerciales del duo Hanks-Zemeckis.



Lo falso, lo ficticio, es ya tan asequible, -a un solo click del ordenador- que ha perdido prestigio. Si haces algo falso parte primero de algo verdadero y luego a falsear. Como un plugin de film damage.

D- Por tanto lo documental huele mejor. Cualquier producto que refleje la realidad es saludado con confianza. Rodada hoy, el Fake de Welles sería un falso documental y no una ficción con técnicas de documental. El solo hecho de que el termino falso documental esté tan en auge es un insulto a la ficción. ¿Por qué no falsa ficción al documental?**

Me gustan mucho las palabras, y ya se que las he repetido hace bien poco, de Duchamp, atacando al arte retiniano, "esos que solo pintan lo que ven".

Retomando el LIBRO: Uno de los entrevistados es Jose Luis Guerin. Guerin es un tipo que se explica condenadamente bien. Uno lee a Guerin y le dan ganas de dejarlo todo y tragarse su filmografía completa. De sus palabras uno extrae que sus películas son obras maestras, artefactos imprescindibles para el devenir de la raza humana. Uno concluye que Ford rodó El Hombre tranquilo para que Guerin firmara Inisfree. Se explica muy bien pero siempre termina dejando rastros freudianos de verguenza de ficción. Como si le diera corte decir que en sus documentales o en sus híbridos utiliza técnicas ficcionales. Por ejemplo: el rodaje de En construcción. Una película con una creciente sensación de planificación. Sensación que hace peligrar ese sentimiento de busqueda, de hallazgo, tan gueriano. No estoy en contra de la planificación, pero me parece ridículo tratar de tapar este hecho. Esa necesidad de decir que no estaba pensado, que todo es parte de un proceso de busqueda... etcetera.

Lo que me molesta es que cuando la realidad necesita de la ficción no acostumbra a citarla.



Ya le pasó con Tren de Sombras. El asunto de que las películas familiares sobre las que versa el filme no sean reales es algo que pocas veces comenta el director. Entiendo que a ciertos niveles esté dato se termina conociendo. Pero a niveles de un público popular, ese mismo tipo de público fordiano que tanto extraña el cineasta catalan, no es fácil desentramar el engaño. La falsedad.

Aquí estamos ante el sindrome del cineasta que se averguenza de la ficción.


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1. De ahí que Billy Wilder estaba tan interesado en que nadie se fuera de la lengua con Testigo de Cargo o que a Amenabar le sintiera tan bien los spoilers de Rodrigo Rato sobre Los Otros
2. Falso documental / falso llano / inteligencia militar / derecha moderna / café descafeinado....
3. Falsa ficción, que podría ser un poco como la novela de no-ficción americana. (¿serán las palabras más falsas que las imágenes?)

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