10 febrero 2010

El diario de David Holzman: El Americano de Deleitosa (IV)



1- Me había olvidado al pobre Holzman, abandonado en sus neuras por representarse. Por ser cinematográficamente algo.
Otra pildora. Es una de las escenas más conocida. Una escena con vida propia más alla del filme. Ya he opinado que El diario de David Holzman es una película con una debil arquitectura repleta de momentos brillantes. Una arquitectura del gag:



Pero no quiero hablar de esta escena. Si he vuelto a Holzman, o mejor, si he vuelto a las rencillas entre la verdad y la mentira, y a las formas fidedignas de la falsedad, es por una película que vi hará un mes. El americano, se llamaba. Es un documental sobre las fotos que Eugene Smith hizo de un pueblo español, encima extremeño, Deleitosa, en los años 50. El resultado se público en la revista Life.
Aquí está el reportaje completo.



2- Lo que narra
El Americano resulta tan enrevesado y ridículo, tan detallista (iba a decir algo sobre el horror vacui documental, esa mania de dar y dar datos hasta ahogar la historia) que constantemente piensas que es un documental falso. Que todo es pues mentira, que lo único que existe son las fotos y el resto pura y dura fabulación.
Esa intriga y ese sentimiento de incierta manipulación fueron los culpables de mi interés en el filme. Si en principio me dicen que está basado en hechos reales apago la tele.
Creía que era una película de Albert Serra, con los pueblerinos haciendo de malos actores recitando precipitados guiones. Aparece por ejemplo un cura berlanguiano acudiendo raudo al pueblo. Sale del coche y pregunta quien es el muerto, y dice que no puede hacer el entierro hasta el fin de semana, que se le han muerto dos antes y que ya está ocupado.
Y luego todas las historias de los personajes de las fotos, todas parecen increibles, abultadas artificialmente.
Rememoro el filme y cada vez estoy más convencido de que es mentira. Que del hecho fotográfico y documental se ha pasado a la fabulación.

3- y he recordado las publicidadas de Photoespaña en las que se hace un mini makin off con personajes extraidos de famosas placas. Como estos dos:





4- Cuenta McDonalds en su entrevista a McBride que cuando proyecta la película a sus alumnos, y futuros fracasados del celuloide, nota un rumor de decepción cuando los créditos del film desvelan que todo es impostura y que el señor Holzman es un actor rimbombantemente llamado
L.M. Kit Carson
A mí me ha pasado lo contrario con El americano. Disfruté viéndola como una falacia, como construcción imaginada.

5- Print the legend.
¿Es el director consciente de que la verdad se está cargando su documental?
Tengo una teoría, el director hace la película, la engendra a cocción lenta, inventando toda una serie de escenas y personajes nacidos de los encuadres del señor Smith. Enseña la obra a un grupo reducido de amigos. Todos alaban la producción y hacen hincapié en la gran reconstrucción histórica, en la magnífica elección del tema. Nadie repara en las imposturas. Le animan entonces a llevar la película a un festival de documentales. Dicho y hecho, viaja de docucononcurso en docuconcurso y es aplaudida, puede que hasta premiada y por tanto blanqueada al territorio de la verdad, del verite.
Todo son ventajas. En 50 años, o para cuando el reportaje de Smith cumpla los 100 años, se podrá reeditar la película pero esta vez se alumbrará su verdadera condición ficticia.

6- También he recordado la serie de fotos Momentos icónicos del siglo XX, del colectivo Las esposas de Enrique VIII.



7- Más Holzman. Otra escena. Una escena en la que la percepción depende radicalmente de si te la crees o no. ¿Persigue y filma realmente Holzman a una extraña en su salida del metro o se trata simplemente de una actriz contratada para representar?
O: ¿mato Bela Tarr al gato de satantango?




8- Hay otro momento hilarante en El Americano. Y es cuando se les enseña las fotografía de Smith de los guardias civiles a los guardias civiles del presente. Estos sueltan que, claro, que el fotógrafo estuvo muy listo porque les puso de frente al sol (evitan decir cara al sol) y que por eso sus rostros parecen tan secos, tan arrugados y amenazadores, tan, en resumen, malas personas. Ellos, dicen estos guardias civiles contemporáneos, no son tan malos. Y acto seguido imitan la foto.
Nunca pensé, malditos prejuicios míos, que los guardias civiles tuvieran conocimientos tan refinados sobre la iluminación y sus valores narrativos.



9- Y he pensado en la fotografía de la ascensorista de Robert Frank. Y he pensado que esa tonteria de volver a situarla en la misma situación cinco décadas más tarde y tratar de calcar la fotografía; esa tontería digo, que es una memez propia de una civilización de cumpleañeros y nostálgicos, una idiotez propia de gente que tiene el cuello torcido de tanto rastrear el pasado que no vivieron y que por tanto se muestran incapaces de mirar de frente a su tiempo. Esa tonteria deja claro que la fotografia es obra del fotógrafo y no de la situación. No es el momento decisivo. Es la creación de un momento decisivo por parte del artista.
Podían haberse olvidado de la ascensorista original y poner a Shirley McClaine. Pienso.





10- Proximamente. Quería reflexionar sobre la fotografia callejera y este film. He hecho muchas capturas de frames y me quedo sorprendido con la similitud a la obra de los primeros fotografos del directo. Hablo de los Evans, Frank, Friedlander, y un largo y poco resumido etcetera.



2 comentarios:

Roberto Amaba dijo...

Hola, qué tal Pablo,

Vaya, me pasó algo muy parecido con ese docu-loquesea (¿para cuando una tag o un género "Doc-Whatever"?). Lo pillé de casualidad, empezado, supongo que era La2, no recuerdo el día -hace poco-, y me fue metiendo en la historia a lo tonto. Como los culebrones.

Visitando a los descendientes en sitios exóticos, en plan "deleitosos por el mundo". La historia de la persecución, cuando le mataron todas las ovejas, bueno, lo dicho, dramón de la España profunda, entre Cela, La Venganza y Las Hurdes.

Un saludo.

workroomfilms dijo...

Hola Roberto.
Sí, era en la 2. La pusieron tras un kenLoach. Y sin tiempo para negarse, con esto de la ausencia de publicidad...

Una cosa que me extraña es la mínima información que hay del filme por internet.
Un par de blogs y alguna reseña de la programación de tve cultural. No mucho más.
Me fue hasta complicado dar con el director. Un tal Lluis Jene.