12 enero 2010

transcripciones: Alberto Corazón




Plaza Mayor: analisis de un espacio


"Gran parte de las obras que vemos en las galerías y en los museos, parecen la ilustración del proyecto del artista. Lo que podemos apreciar en ellas es simplemente la cualidad de ese proyecto al que la obra parece servir exclusivamente como prueba documental. Eso explica por qué con demasiada frecuencia, basta con echar un vistazo a un conjunto de obras para saber que has visto todo lo que había que ver.
Echar un vistazo es un interesante expresión que iconiza el hecho de que, en ese caso, la mirada es hacia fuera, sin posible retorno, porque esa mirada consume intantáneamente lo mirado. Un mercado que se alimenta de esas miradas es un mercado que necesariamente no tiene otro reclamo que el de la novedad. Así el artista se pone al trabajo sin el menor compromiso, lo que le permite producir obra con gran rapidez y variedad. El galerista renueva constantemente su oferta y, sin el viejo principio de que una galería debe desarrollar una cierta identidad, esa variada oferta cubre un espectro cada vez más amplio de posibles compradores. El critico puede echar su mirada y aprovechar la apariencia de la obra para envolver su desinteresado discurso. El espectador, finalmente, está legitimado para volverse perezoso y reclamar el derecho a que el asunto se resuelva rápidamente en el dilema me gusta-no me gusta. Este escenario es brillante y divertido pero penaliza el trabajo creador. "

Alberto Corazón Una mirada en palabras (Seix barral)



Plaza Mayor: analisis de un espacio

2 comentarios:

Roberto Amaba dijo...

Hola qué tal, Pablo

Como diría Bush, con una dictadura todo sería más fácil. No conviene darle demasiada libertad al pueblo, esto es, al espectador. Ahí siempre ha llevado ventaja el cine: "siéntate ahí, cojones".

Qué pasa en las galerías y en los museos, pues eso mismo. Cuando voy a un museo o a una galería o lo que sea, siempre termino fijándonme más en la gente. Como en los supermercados, pasillo arriba y abajo, mirando la estantería, con la desventaja de ni siquiera poder tocar el producto.

La milonga de la interactividad y la exploración pocas veces se consigue. Luego tenemos los eternos monitores -absurdos- que muchas veces sólo hacen la función de una ilustración de revista...

Un saludo.

workroomfilms dijo...

Hola Roberto
La verdad es que los espectadores terminan siendo parte de la obra.
Hace unos meses en la expo de Juan Muñoz en el Reina era inevitable no fijarse más en los visitantes posados frente a las esculturas de chinos "interactuando", y tratando de imitar sus risas que en la propia obra.
No dejaba de ser una idiotez, pero tenía algo de tierno.

Ciertamente los museos y los supermercados tienen mucho que ver.
Se diría que son la misma cosa.

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